No todos los días aparece un juego que te atrape desde el primer segundo. Ninja Gaiden 4 lo hizo conmigo. Desde el momento en que volví a controlar a Ryu Hayabusa, supe que este título tenía algo especial. Después de tantos años sin una entrega principal, la espera valió totalmente la pena.
Terminé el juego con una sonrisa, con adrenalina en el cuerpo y con la sensación de haber vivido una verdadera experiencia de acción. Sin dudarlo, le doy una nota de 9 sobre 10.
Una experiencia intensa y precisa
Lo primero que me sorprendió fue la fluidez del combate. Cada movimiento, cada golpe y cada salto se siente perfectamente medido. No hay nada más satisfactorio que entrar en una pelea rodeado de enemigos y salir de ella sin un rasguño, solo gracias a la velocidad, reflejos y dominio de los combos.
Ninja Gaiden 4 recupera ese espíritu clásico de la saga: difícil, exigente y totalmente adictivo. Pero también se nota que aprendieron de los errores del pasado; el sistema de control es más preciso, las animaciones más suaves y los enfrentamientos mucho más equilibrados.
Dificultad justa, recompensas enormes
Una de las cosas que más disfruté es que el juego te obliga a mejorar. No puedes pasar los niveles apretando botones al azar. Aquí todo tiene un ritmo, una técnica, una estrategia. Al principio puede frustrar un poco, pero cuando logras dominar los movimientos de Ryu y entiendes cómo encadenar ataques, el sentimiento de progreso es brutal.
Y los jefes… madre mía. Son intensos, impredecibles y cada uno tiene su propio estilo. Algunos combates me costaron varios intentos, pero cuando finalmente los vencí, sentí una satisfacción que pocos juegos logran dar.
Un espectáculo visual
Gráficamente, Ninja Gaiden 4 luce espectacular. Los escenarios van desde templos tradicionales hasta ciudades futuristas llenas de luces y detalles. Todo corre de forma fluida, incluso en los momentos más caóticos. Y la música… ¡qué banda sonora! Combina perfectamente los ritmos orientales con toques electrónicos que te mantienen al filo del asiento.
Lo bueno y lo mejorable
Lo que más me encantó fue la sensación de poder y precisión que transmite el juego. Cada combate parece una coreografía brutal. Además, Ryu tiene nuevas habilidades ninjas que hacen que el gameplay se sienta fresco y variado.
Si tengo que señalar algo a mejorar, diría que algunos niveles se pasan muy rápido y que la cámara, en ciertos espacios cerrados, puede jugarte alguna mala pasada. Pero son detalles pequeños dentro de una experiencia impresionante.
Mi conclusión
Pocos juegos me han hecho sentir tan metido en la acción como Ninja Gaiden 4. Tiene ese equilibrio perfecto entre reto y recompensa, entre frustración y gloria. Es un título que te hace sudar, pero también te hace sonreír cuando logras dominarlo.
Para mí, es una joya moderna del género de acción, una carta de amor a los fans de Ryu Hayabusa y una muestra de que los ninjas nunca pasan de moda.
Mi veredicto final: 9 de 10 — porque me hizo sentir vivo, como solo los grandes juegos pueden hacerlo.




